El rocío y la alquimia de las plantas

En el corpus espagírico, a través de la alquimia vegetal o la elaboración de remedios a base de plantas, es necesario observar una serie de recomendaciones para llegar a comprender en profundidad la relación del rocío y la alquimia de las plantas.

Los remedios espagíricos, el rocío y la alquimia de las plantas

El maestro Yabir Abu Omar Al Garnati nos contaba que, si queremos trabajar con la naturaleza del hombre y restablecer su equilibrio vital, debemos dotar de vida a nuestros remedios.

“No se puede extraer ningún buen remedio si no es de sustancias puras o de lo que hay de puro en las sustancias, que es principalmente la parte espirituosa la que se debe encontrar. Que lo puro es lo que es homogéneo a la naturaleza del compuesto. Que el agente necesario para extraer esta parte pura debe ser puro él mismo, de otro modo la corrompería. El remedio debe ser lo opuesto a lo que causa nuestras enfermedades, pero al mismo tiempo conservador de nuestra salud y vida”.

Un remedio espagírico debe llevar Espíritu Universal, es decir, si queremos apoyar a la vida debemos hacerlo con vida. Si no animamos nuestros remedios, estos solo trabajarán con lo que se corrompe. Para ello, debemos saber buscar, captar, fijar y animar al Espíritu Universal, para que así nuestros remedios estén vivos y sirvan para la vida.

“El Espíritu Universal está en todas las partes de la naturaleza y es lo que anima a todo lo que existe. Este se densifica y se coagula. Asimismo, la ciencia espagírica conoce y puede utilizar las hermosas muestras de generosidad del creador presente en ciertos vehículos y meteoros preparados al uso por la propia dinámica de la naturaleza y que se hace patente en los meses primaverales, a cuya recolecta se suma todo verdadero espagírico y cuyos secretos permanecen escondidos a los poderosos y se muestran a aquellos de mirada humilde. Oh, es pues el rocío primaveral una verdadera cárcel líquida para el Espíritu Universal y es tan solo la ciencia del Hermes quién enseña a sus discípulos a abrir las rejas de par en par”.

El rocío es un fenómeno meteorológico en el que la humedad del aire se condensa en forma de gotas por la disminución brusca de la temperatura o el contacto con superficies frías. Se habla de rocío en general cuando se trata de condensación sobre una superficie, naturalmente sobre la cubierta vegetal del suelo. El rocío vivifica las plantas y les proporciona una humedad necesaria que penetra con mayor facilidad en el tejido celular de los vegetales que algunas lluvias.

El rocío, presente en las tradiciones

El rocío está considerado por muchas tradiciones como una bendición del cielo, un agua mágica.

Por ejemplo, La Biblia nos habla de cómo los judíos, en su travesía por el desierto en busca de la tierra prometida, se alimentaban del maná caído del cielo: el rocío que por la mañana hallaron en derredor del campamento.

“Y cuando el rocío cesó de descender, he aquí sobre la faz del desierto una cosa menuda, redonda; menuda como una escarcha sobre la tierra. Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ‘¿Qué es esto?’ Porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: ‘’Es el pan que Jehová os da para comer”. Éxodo 16-17.

En la Biblia se cita, en muchas ocasiones, el rocío como un don del cielo:

“Su pueblo recibirá del eterno, en signo de bendición, el mejor don del cielo: el Rocío. Y también, estremeceos de gozo vosotros que dormís en el polvo. Un Rocío de luz es tu Rocío y la tierra volverá a dar vida a las sombras.”

En las tradiciones del País Vasco se afirmaba que las brujas, durante las noches de luna llena, rodaban desnudas por los prados empapados de rocío para mantenerse eternamente jóvenes.

En la noche de San Juan, las tradiciones precristianas realizaban la fiesta del fuego y del agua: al rito del fuego, en el que se prendía una hoguera nocturna, le seguía, antes del amanecer y tras toda una noche sin dormir, el rito del agua. Este consistía en recoger agua de una fuente sagrada y sanadora y caminar para hacerse con plantas curativas y mágicas empapadas de rocío (hecho que multiplicaba su poder) y que debían ser guardadas en casa antes del amanecer para evitar los rayos del sol.

En el Pirineo Catalán, durante la noche de San Juan, se recogían las flores y se elaboraban diversas combinaciones de plantas mágico-curativas. En todas las fórmulas, la misteriosa flor de agua o rocío era un ingrediente esencial, que se recolectaba y guardaba para elaborar los futuros remedios. En las expresiones populares se suele decir “esto me vino como agua de mayo” cuando las condiciones de algo son milagrosamente favorables.

Como vemos, el rocío se relaciona con un principio vital que, a su vez, representa la eterna juventud, la pureza, el poder mágico. Sumado al fuego secreto de la naturaleza, se obtiene la capacidad para la revivificación y conservación de la vida en la tierra.

Concluimos que el rocío es un vehículo que el Espíritu Universal es capaz de albergar a través de la cual transmitir la fuerza vital universal plenipotenciaria, que es capaz de vivificar la tierra e impulsar a los seres a la expresión perfecta contenida en su naturaleza.

El rocío en la alquimia

El rocío es una de las materias fundamentales para el trabajo en la alquimia no solo en el trabajo espagírico vegetal y mineral, sino también en la Gran Obra de la búsqueda de la piedra filosofal.

Glaser nos enseña a preparar convenientemente este rocío que nos servirá, dice, como menstruo disolvente para las extracciones y también como vehículo de muchos remedios

“Rocío proviene de la voz griega rosis, ‘fuente’, ‘energía’”, haciendo así referencia más al contenido que al continente. Y es que los alquimistas franceses hicieron un juego de palabras entre rose, “rosa” y rosée,“rocío”. La rosa roja o púrpura (lo puro de lo puro) es uno de los símbolos de la piedra filosofal.

Pero, no siempre, el rocío desciende cargado de ese Espíritu Universal, por lo que el espagirista deberá afanarse en la búsqueda del mejor momento. Todos los aspectos necesarios para aprender a tratar el rocío y cuándo es el momento más adecuado para su recogida puede interiorizarse a través del curso de recogida y tratamiento del rocío

La cosecha del rocío debe hacerse en primavera, como viene indicado en el Mutus Liber o El Libro Mudo de la Alquimia, en cuya portada la presencia de la rosa dirige nuestra atención hacia el rocío. En la lámina número 4, podemos observar cómo la pareja de alquimistas se dispone a recoger, con un lienzo de lino, el influjo o radiación celeste que se halla entre un carnero y un toro, los signos de Aries y Tauro, respectivamente, y que, a su vez, representa al mes de mayo.

Mutus Liber o El Libro Mudo de la Alquimia

El rocío de mayo es uno de los meteoros en los que podemos extraer espíritu universal en su forma más pura. Es un agua viva preñada de espíritu que revivifica la tierra y permite la resurrección de la materia primavera. Debe cosecharse los días cercanos a la luna llena a última hora de la noche y retirarse antes de amanecer. Es por eso que los alquimistas árabes llaman al rocío las lágrimas de la aurora o las perlas de la aurora.

El espagirista debe ser paciente y perseverante, pues el rocío no siempre se manifiesta, ya que hacen falta unas condiciones atmosféricas determinadas y que estas se den en días adecuados. Durante algunos años, el rocío no aparece; en otros, solo se da durante 2 o 3 días. Así mismo, es importante seleccionar adecuadamente el espacio de recogida, que debe reunir las características idóneas y debe estar siempre alejado de focos de contaminación.

A través de la formación llevada a cabo por el Maestro Álvaro Remiro en la Escuela Solve, el espagirista obtendrá los conocimientos necesarios para comprender la divinidad del rocío, obtener una excelente cosecha y realizar el tratamiento adecuado del mismo.

El maestro Álvaro Remiro durante una de sus formaciones presenciales

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El Rocío y la alquimia de las plantas
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Escuela Solve

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